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EL FENÓMENO VÍCTOR GAVIRIA:

Entre Tetas, Rosas, Sumas, Restas… y Opresión

Por: L. F. Nikho


A través del último tiempo se ha venido desarrollando una nueva forma de hacer cine en nuestro país; la crítica especializada en este género ha puesto el ojo en las películas producidas por el colombiano Víctor Gaviria, cuyo contexto “intenta reflejar” dizque la realidad social que nos atañe en la actualidad.  Sus bien famosos largometrajes como Rodrigo D: no Futuro, La Vendedora de Rosas y Sumas y Restas, galardonados internacionalmente, son hoy el ejemplo y la inspiración de otros autores como Gustavo Bolívar creador de la serie Sin Tetas No Hay Paraíso y El Capo, y del ex narcotraficante Andrés López, alias “Fresita” escritor del libro “El Cartel de los Sapos “que luego ha sido adaptado a la televisión.

 

Lo curioso es la manera como tratan de vendernos la idea y de vendérsela a los países del exterior sobre una realidad social, que al parecer se acerca más a los ideales de la filosofía del absurdo, que a la situación misma histórica, política y cultural  producto del sistema que estamos viviendo.

Si bien no negamos la densidad de ciertos ambientes que se viven en las comunas y barrios de mayor pobreza, tampoco le damos el crédito total a cuestiones que sólo resultan ser superficiales a una realidad que de cierto modo es subterránea y que va  más allá de la lumpenización y la mendicidad que muestran estas series.

 

El trasfondo real, el que nos es indispensable entender, lo han ido mimetizando de una manera tal que el objetivo catártico viene a reemplazar la objetividad por la “apariencia real”, que son dos cosas muy diferentes.  Ante todo, el aspecto social de la degradación humana, no es consecuencia única de nuestro país ni es un aspecto sui generis que deba ser abordado como una problemática independiente y relativa al consumo de las drogas, de donde supuestamente se generan lo demás males de nuestra sociedad.  Pensamos que el enfoque que se le está dando a esta situación por medio de las ya nombradas películas y series, sólo alcanza a reflejar una verdad que ni siquiera llega a ser a medias; más allá de las apariencias mostradas hay toda una lucha de clases que deviene del sistema social capitalista y que por más que se quiera ignorar, existe, come, duerme y se levanta con nosotros sin excepción alguna.

 

Ahora bien, para nuestra “aparente realidad”, no creemos eficaces los medios aleccionadores con los que buscan sembrar las semillas de la reflexión en los televidentes o concurrentes a las salas de cine, más bien, son situaciones en contravía que de algún modo intervienen negativamente con los objetivos concretos de la clase social del proletariado.  Es muy claro que para la producción cinematográfica y televisiva mundial, este tipo de situaciones "ejemplarizantes", vengan a ser hoy por hoy el consumo propio y necesario de nosotros, los rebaños esquilados de consciencia que al parecer, nos sentimos gratificados por ser tenidos en cuenta de un modo u otro en los argumentos de las famosas producciones.

Ni qué decir de los improvisados actores, que para el caso actual, ya dizque son llamados “actores naturales”; que ironía, a veces es necesario preguntarse si como todo cambia por las razones del materialismo dialéctico, entonces el gran salto cualitativo habrá de degenerarse en que cualquiera es apto para el arte sin necesidad de una preparación previa, ya sea académicamente burgués, o independientemente proletaria.

 

 

No quisiéramos exagerar con los ejemplos, sin ir muy lejos, y bajo la perspectiva de atraer un público infantil, se no es más aleccionadora una producción del tipo animación como Bichos (A Bug's Life ), o Antz, que por lo menos hacen más evidente la lucha de clases sociales y proponen de una manera didáctica la posibilidad de la revolución.

 

El objetivo con este artículo en ningún caso es demeritar las capacidades creativas de los arriba mencionados; de todos modos, creemos que su genialidad debería ser proyectada a las causas verdaderas de la lucha social, ya que por lo visto hay una aparente inclinación por mostrar las situaciones del degenero social capitalista.

 

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