Poesía Social
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He ahí a los oprimidos:
Los hombres tristes con la faz cansada,
Los que laboran cada día
Con el golpe seco de sus almas…
Helos ahí:
Proletarios de la fuerza bruta
Que asesinan días, horas, minutos y segundos
Para sobrevivir a la opresión temprana.
Trapecistas de la vida diaria
Que enmascaran su tristeza
Con la risa mentirosa y maquillada.
Helos ahí:
Con un pedazo de hierro que rompe el silencio
Al atravesar asfalto;
Con el cerebro controlado para ser exactos
Al mover las máquinas;
Con la pala al hombro
Para apuñalar la tierra
O como mercenario que hunde sus manos
En el vientre de la guerra
Para derrotar al hambre.
Helos ahí con el nombre y la bandera
Que obligó el sistema,
Helos ahí
Con el negro luto de la patria muerta.
L.f. Nikho
2002
…...
Sobre el mundo se paran las ciudades
Las que el obrero hace y no le pertenecen
Las que son imperios y tugurios
Compartidas en el mismo rango,
Divididas en diferente clase:
Los de diestra que son los opresores,
Los de izquierda que son los proletarios,
Los del centro que son conciliadores
Pero que en el fondo
Son como traidores.
Sobre el mundo se paran las ciudades
Donde el hombre convulsiona con la guerra,
Donde las esquirlas de metralla
Penetran las ideas
Y cañonazos a mansalva
Acallan los lamentos.
L.f. Nikho
2002
Nadie de Cualquiera
I
Cuando fue parida
De la entraña dolorosa
En momentos tristes y épocas difíciles
(Las que siempre han sido),
Ya existía en ella
La opresión y la miseria
Que definió su ideología.
Se amamantó con leche de rechazo
Y guardó en sus senos la nostalgia
Con la que fue creciendo
Clavada entre las cejas,
Y la que no ha olvidado
Reflejándola en el llanto.
De repente,
Floreció a la vida,
Prematuramente
Como las cadenas en sus manos
Y arrastrando el yugo
Desde los seis años,
Sentenció su suerte,
Empezó sus días.
Sin quererlo,
O sin saberlo
En su vientre flaco
Otra existencia iba creciendo
Y su cuerpo esquelético, cansado,
Tristes y enfermo,
Sufría el cambio de la que antes fue hija,
Y ahora es madre del lamento.
Pero con el tiempo,
Su yugo, cambió de dueño:
Ya no era la que surcaba el campo;
Ya no era la que empuñaba la herramienta
Ni la que estaba de seis a seis
Pegada al suelo y al asfalto.
Su oficio cambió de nombre
Y su nombre cobró apellido:
Nadie De… Cualquiera…
Un ignorante más, y proletario
Que al igual que a ella,
Dominaron;
Lavado el cerebro y enmarcado,
Su corazón sin alma,
Reventaron.
Los dos juntos a causa del sistema:
Representan hoy,
La Opresión y la Miseria;
Ella dominada y triste
Y él,
Triste y dominante;
Ella, abnegada y laboriosa,
Él,
Laborioso y mercenario.
II
De sus manos la opulencia,
Duerme en otro cuerpo
Y como tantas:
Es víctima del miedo.
Sacrificio,
En su mente lleva puesto
Como letrero sólido de acero.
Mas el reloj, paciente y riguroso
Sus pasos va contando para el tiempo;
Y su anhelo de mujer enamorada
No es más que un espejismo
De rígida quimera.
Se burla en su cara, la tristeza
Y en su boca, un arco descendiente.
Cual máscara pegada a su cabeza
Las arrugas del cansancio lo demuestran;
Vendedora excelente, de silencios,
Pero también esposa, y compañera;
Transeúnte de las tierras oprimidas
Vigilante siempre,
De las manos reprimidas.
III
Sobre la muerte hay que tomar partido
Sobre la vida, hay que vencer el miedo.
Nosotros que en desigualdad vivimos,
Aquellos, que en el letargo duermen;
Ustedes que cultivan la conciencia,
Ellos: los que luchan por tenerla.
Sobre la muerte hay que tener partido
Sobre la vida hay que vencer el miedo.
Los que llevan las cadenas puestas
Y los que el día de mañana llevarán;
Los que ahora sienten el dolor profundo
Y los que pronto
En el profundo dolor se sentirán.
L.f. Nikho
MAR 2002
*(Trabajos para montajes de Performances sobre el Día de la Mujer).
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