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Tristeza 1989

 

Tal vez para el lector este no sea uno de mis mejores escritos, de hecho, para mí no lo es. Sin embargo, lo considero como una especie de "reliquia" que me decido a publicar aquí por su carácter especial de mi juventud y por su historia.  Con este "poema" gané el Primer Concurso de Poesía que se hizo en mi colegio y era el segundo que escribía en mi corta trayectoria con las letras.

 

Fue la primera vez que concursé a nivel de la literatura y así mismo, fue la última, ya que decidí no volver a participar nunca más con lo que escribo, a nivel de competencia (exceptuando una obra teatral que más adelante mencionaré); las razones, creo que me las guardaré para siempre...

 

Cuando en el aula máxima de la institución dieron la premiación, me puse a temblar al recibir el trofeo: una especie de charola plateada con mis nombres y apellidos tallados sobre ella; además, en medio de un silencio tétrico que hubo en un intermedio de la ceremonia, se me cayó el trofeo al piso de baldosas y ya se imaginará el lector el tremendo estruendo que ocasionó aquel pedazo de metal y mi vergüenza, que me puso la cara a punto de ebullir.

Afortunadamente, todo pasó con una especie de broma oportuna hecha por el Rector y que vino a salvarme del fiasco.

 

De eso hace ya veinticuatro años.  ¡Ahhh!, qué bien se siente hoy en retrospectiva y qué nostalgia; cómo pasa el tiempo y cómo nos va dejando.  Es que para entonces no era más que un fulano idealista y sensitivo, un soñador hijo de la escuela del dolor; un...  buscador de historias un... en fin...  un "Hombre Triste y Lejano"

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